2 ene 2010

Viena

Una ciudad verdaderamente hermosa. Cada edificio tiene su propia identidad, su propio carácter, es único. Caminando por las calles uno no se siente extranjero o turista cómo sucede en otras grandes capitales. Las personas son cálidas, amables. No sé si esto se deba a la temporada navideña, o así sean siempre los vieneses -personalmente creo que así son los vieneses siempre- la verdad es que me enamoré de esa ciudad y espero poder pronto regresar.

Catedral de San Esteban (Stephansdom)

Hofburg

Rathaus

Kunsthistoriches Museum

Belvedere

Schloss Schönbrunn